El otro día, leyendo el libro "Los dragones del Edén" de Carl Sagan, encontré una curiosa y perfecta analogía para fechar los acontecimientos más importantes del universo. Como hablar del universo supone retroceder miles de millones de años, periodos de tiempo que somos incapaces de abordar mentalmente, qué mejor manera de entenderlo que contraer todo este intervalo de tiempo en un año, a modo de calendario cósmico.