jueves, 22 de mayo de 2014

¿Cuál es el origen de la vida? ¿Pudo caer del cielo?


Creo que no hay tema más fascinante que el origen de la vida. ¿Cómo comenzó este maravilloso viaje? La respuesta a esta pregunta, hoy por hoy, es un largo silencio... Efectivamente, no tenemos ni idea de cómo empezó la vida. Sospechamos que a partir de combinaciones aleatorias entre moléculas, tuvo que surgir una capaz de replicarse (duplicarse) transmitiendo así a sus descendientes la información que contenía el progenitor.




¿Qué sabemos acerca del origen de la vida?




Sabemos por el experimento de Miller y Urey que se pueden crear los ladrillos de la vida espontáneamente bajo las condiciones que se dieron en la primitiva Tierra, pero ni muchos menos ha salido algo vivo de los tubos de experimentación. Después, con el paso de millones de años, estos ladrillos se combinarían al azar para formar la primera molécula capaz de duplicarse. Es posible que las fumarolas submarinas fueran el escenario propicio para que esto ocurriera.

Sabemos también que los primeros indicios de vida tuvieron lugar hace unos 3.500 millones de años aproximadamente, cuando la Tierra entró por primera vez en una etapa más tranquila. A partir de aquí, ya entraría en juego la selección natural de Darwin, por lo que el resto de la historia ya es de sobra conocido. Y ya está, hasta aquí puedo 'leer', ya que esto es lo único que podemos afirmar con rotundidad sobre el origen de la vida.



Unos 'bichos' que no deberían existir


Río Tinto, en Huelva (Andalucía)

En las últimas décadas están cobrando protagonismo unos microorganismos que no se esperaba que existieran: los extremófilos. Se denominan así porque pueden vivir en los ambientes más inhóspitos que te puedas imaginar. Esto quiere decir que allá donde mires, seguramente habrá 'bichos' vivitos y coleando. Da igual lo amenazador que sea ese lugar, que la vida se las habrá ingeniado para establecerse allí.

Un claro ejemplo lo tenemos aquí en España, en un río que no se esperaba que hubiera habitantes microscópicos en él: el Río Tinto, en Huelva (Andalucía). Tanto es así que la NASA ha puesto sus ojos en este río para estudiar el origen de la vida y, además, los posibles microorganismos que puedan habitar Marte por sus tremendas similitudes con el planeta rojo. El investigador español Ricardo Amils, reconocido internacionalmente por sus numerosas publicaciones científicas, lidera las investigaciones que se están llevando a cabo en Río Tinto.



¿Llegó la vida desde el cielo?




Los extremófilos nos están demostrando que una de las hipótesis más "descabelladas" que hay sobre cómo surgió la vida en la Tierra, no es tan disparatada después de todo. Me refiero a la panspermia, una hipótesis que expone que la vida no se originó en la Tierra, sino que vino del espacio, donde los extremófilos pudieron viajar como polizones en asteroides y/o cometas. Cabe destacar que, aunque esta hipótesis pueda resolver el misterio de cómo empezó la vida en la Tierra, no resuelve para nada el problema inicial de cómo comenzó la vida.

Hay pruebas que avalan por la panspermia. Por ejemplo, una serie de estudios científicos llevados a cabo en la Estación Espacial Internacional nos ha revelado que estos 'bichos' pueden sobrevivir durante bastante tiempo en el espacio exterior. Dicho de otra manera, los extremófilos están adaptados al ambiente tan hostil del espacio donde pueden viajar largos trayectos a bordo de rocas sin perecer en el intento. Después, tras la oportuna acción de la gravedad, los meteoritos resultantes pudieron sembrar la vida en la Tierra en el pasado remoto y, tal vez, en otros mundos.



Preguntas y más preguntas




Llegado a este punto, una pregunta muy oportuna sería la siguiente: ¿por qué los extremófilos son capaces de sobrevivir tanto tiempo en el espacio exterior? ¿Acaso es una señal de que en el pasado consiguieron adaptarse a este medio tan adverso porque estuvieron expuestos a la radiación cósmica? ¿Sería ésta una de las pruebas que confirmaría que la vida cayó del cielo? Sin duda, esta posibilidad es inquietante.

Si damos rienda suelta a la imaginación, y basándonos en lo que sabemos a día de hoy, la panspermia nos puede llevar a conclusiones impresionantes. Por ejemplo, si la panspermia fuese cierta, estos 'bichitos' ahora mismo podrían estar viajando por el espacio y sembrando vida en nuevos mundos con cada impacto de meteorito. La vida, de esta manera, se podría estar propagando por el sistema solar y, en algunos escenarios, incluso podría atravesar las distancias interestelares para extender la vida por toda la galaxia.

Más aún, podría darse la ocasión de que un importante impacto de un asteroide en el planeta Tierra pudiera producir escombros que conseguirían salir al espacio exterior con estos polizones como tripulantes, preparados para viajar a otros mundos y colonizarlos repitiendo así el ciclo. No sería la primera vez que escombros de un planeta viajan a otro mundo distante por impacto de un asteroide. De hecho, aquí en la Tierra han caído meteoritos de origen marciano (véase meteoritos marcianos), y este meteorito en concreto ha provocado mucha polémica en la comunidad científica por la posible presencia de fósiles bacterianos en él.

Obviamente, son solo suposiciones, pero no por ello significa que sean falsas, pues todavía no se han conseguido rebatir. Es inevitable que un escalofrío me recorra el cuerpo con tan solo imaginar cada una de estas posibilidades. Quién sabe lo que puede estar pasando allí afuera.

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